Siempre me asombro tu sinceridad para contarme las cosas, me asombró, por ejemplo, tu sinceridad para hablarme de tus problemas, de tus dudas, de tus confusos pensamientos, de tus pasos e intrigas. Me asombró tu sinceridad para decirme, como me dijiste una noche "me voy, no podemos seguir con esto." Y me asombró también mi hipocresía, porque yo te dije 'vete', cuando en realidad, quería decir que te quedarás.
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